Una tarjeta revolving es un tipo de tarjeta de crédito en la que todas las compras que se realizan con ella quedan aplazadas de forma automática. Quiere esto decir que la cantidad de dinero se va reponiendo en la tarjeta para ir pagando las diferentes cuotas, no se carga pues el importe en la cuenta inmediatamente.
El pago de la compra con las tarjetas revolving queda entonces aplazado para pagarlo posteriormente. Puede decirse, por tanto, que el funcionamiento de este tipo de tarjeta de crédito es muy sencillo. Al contratar la tarjeta esta cuenta con una cantidad límite de crédito para hacer pagos y demás.
Las entidades ponen a disposición de los usuarios este tipo de tarjetas con un límite de crédito del que se puede disponer. A medida que el cliente va haciendo uso de él, la cantidad va menguando, aunque se puede ir reponiendo a partir de los pagos que se vayan realizando. Por lo general, es el cliente quien dirime el importe a pagar.
Sin embargo, detrás de las tarjetas revolving hay una serie de matices que debemos dejar bien claros para el cliente, ya que este en la mayoría de las ocasiones no es consciente de los mismos.
Lo que no te dicen de las tarjetas revolving
Las tarjetas revolving tienen tras de sí una serie de prácticas abusivas, especialmente en lo que concierne a los intereses aplicados a este tipo de tarjetas. El principal problema es que los clientes, en realidad, no se percatan de que con las tarjetas revolving se puede llegar a generar un interés que se sitúa entre el 22% y el 28% TAE. Es la letra pequeña de la que, como veremos más adelante, en la mayoría de las ocasiones ni tan siquiera recibimos información.
Las entidades sí nos dejan muy claro en cambio que la tarjeta revolving nos retorna nuestro dinero a partir de una serie de pequeñas cuotas fijas. Sin embargo, lo que no se trasluce en ningún caso es que si estas cuotas no son suficientes para cubrir las cantidades que se solicitan, es cuando los intereses se disparan.
Ya no se trataría, por tanto, de devolver el dinero de nuestro préstamo en cómodos plazos como nos tratan de vender las entidades con este tipo de tarjetas. El tipo de interés que muchas veces se acuerda (alrededor del 0,25%) puede multiplicarse, como acabamos de ver, por mucho más, de ahí que eso de elegir la cantidad que queremos devolver cada mes no resulta del todo cierto.
De esta manera, el funcionamiento tan sencillo se convierte para el cliente en una pequeña trampa de la que apenas ha recibido información. El interés inicial se transforma en algo con lo que realmente no se contaba, llegando en muchas situaciones a que ya no se pueda hacer frente a la liquidación del importe del préstamo.
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Intereses abusivos, una práctica usuraria
Las prácticas abusivas que acabamos de conocer llevan a este tipo de tarjetas a caer en la usura. La aplicación de un tipo de interés tan elevado es lo que incluso ha llevado a que hasta el propio Tribunal Supremo haya tenido que salir al paso y condenar la imposición de los intereses que se producen generalmente en las tarjetas revolving.
No obstante, las entidades de crédito intentan justificar la imposición de estos intereses que la ley ya ha considerado como abusivos. Según estas entidades, la norma permite que un crédito pueda tener un interés superior al normal siempre y cuando el prestamista asuma una serie de riesgos que se consideran especiales dentro de la operación. Pero no hay que caer en el engaño, pues esta consideración ya fue eliminada por el Tribunal Supremo en una sentencia dictada en el año 2015.
Precisamente, una resolución del propio Tribunal asegura que aplicar un tipo de interés que se eleva muy por encima de la media es desproporcionado para cualquier cliente. Independientemente de lo que puedan asegurar las entidades de crédito a este respecto, se trata de una práctica usuraria que ni la ley ni la normativa actual pueden aceptar.
Por tanto, no puede considerarse una justificación válida lo que esgrimen las entidades de crédito. No existe ningún tipo de protección jurídica para la concesión de préstamos de manera irresponsable cuando estos pueden acarrear un tipo de interés muy superior a lo que comúnmente se suele establecer. De ahí que, a pesar de lo que nos quieren hacer ver las entidades de crédito, el interés abusivo de estas tarjetas cae directamente en la usura.
Lo que no te informan sobre las tarjetas de crédito
Los intereses abusivos que generan una práctica como esta no es el único problema que presentan las tarjetas revolving. Tras esta modalidad hay mucho más que, a primera vista, parece muy razonable comentar, ya que la información por parte de las entidades de crédito deja mucho que desear a este respecto.
A la hora de contratar una tarjeta revolving, el cliente habitualmente no recibe la suficiente información sobre el producto. Es más, en ningún momento se le suele especificar que el uso de esta tarjeta le puede devenir en un interés muy por encima de lo normal, por lo que legalmente estamos ante un evidente caso de nulidad de información.
Se han llegado a dar muchos casos en los que el cliente ni tan siquiera firma un contrato al adquirir la tarjeta revolving. Un contrato en el que, al menos, queden detallados por escrito todos los términos y condiciones del servicio contratado. Simplemente se rellena una solicitud y el cliente recibe la tarjeta sin apenas recibir información de lo que en realidad puede suponer contratar este servicio.
Hay que recordar a este respecto que la legislación vigente obliga a las entidades de crédito a no omitir a sus clientes ningún tipo de información sobre los servicios que ofertan. La normativa establece que este tipo de tarjetas requieren de una total transparencia para que el cliente sepa en todo momento a lo que se expone al contratar el servicio. Y en el caso de las tarjetas revolving, esta normativa no se llega a cumplir del todo.
Nulidad de las tarjetas Revolving
A la vista de todo lo anterior, ¿qué sucedería por tanto si se anulara la tarjeta Revolving? Pues, sencilla y básicamente, que el préstamo queda sin interés, por lo que seguiremos estando en la obligación de devolver el dinero del que hayamos dispuesto desde un principio.
Eso sí, en este caso ya no habría que hacer frente a los intereses abusivos de la tarjeta. En muchos casos, además, el cliente podría recuperar aquellas cantidades abusivas que ya haya abonado.
En definitiva, lo que ciertas entidades de crédito nos venden como un producto transparente y sencillo comporta en realidad una serie de riesgos que la mayoría de los clientes no aprecian a simple vista. Y no lo hacen, precisamente, porque no reciben la información veraz por parte de dichas entidades.
Los intereses abusivos, hasta el punto de caer en la práctica usuraria, y la falta de información sobre los mismos hacen que detrás de las tarjetas revolving se escondan muchos detalles que van en contra de la normativa actual. En este sentido, se recomienda siempre a los usuarios estar muy atento frente a estas situaciones.
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